lunes, 26 de septiembre de 2011

TRANSITANDO EL DUELO

SUPERANDO LAS PERDIDAS

LOS DUELOS: el duelo es una sensación normal de dolor ante una pérdida y hay una lucha interna entre dos partes". Una que acepta y otra que no.
Es un proceso que incluye emociones como el dolor, la rabia, la pena o la paz, pero cuando este proceso natural de duelo se estanca, se puede producir la anulación del proceso de duelo y la personas pueden enfermar. Estas interrupciones se pueden reflejar en manifestaciones como "no pasó nada," o "se murió, ya está".
Todos hemos experimentado alguna pérdida en la vida sea de familiares, de amigos, novios, esposos o pareja, hijos, y cuando hablamos de pérdidas no nos referimos solamente a los que ya no están con nosotros porque han muerto sino a aquellos y aquello que por uno u otro motivo se ha ido.  Así, los divorcios, las mudanzas, los cambios de colegio, los desarraigos, los fracasos,  también son pérdidas.
EL DOLOR es una experiencia única de  quien la vive, no hay recetas generales ni mágicas, es difícil ponerse en los zapatos del otro, cada persona vive su dolor ante la pérdida de maneras diferentes e igualmente valiosas.
Hoy me atrevo a hablar desde mi experiencia personal para compartir algunas cosas y otras desde el punto de vista de la psicología de la mano de alguno que sabe un poco más que yo.
Uno puede tratar de comprender lo que el otro está pasando pero nunca llegará a sentir lo que siente el corazón del otro, pero una cosa he aprendido, y es que el dolor no hay que guardarlo o esconderlo, tampoco hay que justificarlo ni dar explicaciones, solo hay que ESCUCHARLO, AGOTARLO Y SOLTARLO.  Si, porque el dolor que tienes dentro de tu corazón llegado un momento DEBE SALIR, Y TU DEBES DEJARLO SALIR PARA QUE TU HERIDA SANE.
Como seres humanos nos relacionamos con las cosas y las personas a través de  lo afectivo, establecemos con ellos un vínculo afectivo y no sólo eso también depositamos en ellos expectativas, ilusiones, confianza, amistad, amor, esperanza.  Por eso cuando parte un ser querido sentimos que algo de nosotros también se va, se muere.  Y cuanto más lo amamos, más dolerá. De esta manera cuanto más fuerte e intenso sea el vínculo, más profundo será el dolor ante la pérdida.
Ante la pérdida de un ser querido hay un proceso normal de duelo que cumple las siguientes etapas:
  • .    El reconocimiento de la pérdida

  • .    El duelo propiamente dicho
  • .    La vuelta a la vida

Sin embargo hay diferentes tipos de duelo:

·         El duelo patológico, éste se da cuando la aceptación de la pérdida no llega, y puede revestir dos formas, una es la negación: entonces la persona hace como que no pasó nada; la otra es la intensificación del duelo: es el otro extremo, la persona queda sumida en un dolor intenso por tiempo indeterminado, y extenso.

·         La anulación del duelo, se da cuando la persona que sufre la pérdida es incapaz de expresar emocionalmente su dolor. Entonces, lo reprime, no lo muestra, se lo traga, no llora, no se permiten sentir tristeza, ni dolor.  Muchos como un mandato social, por ejemplo para el varón, piensan que los hombres deben ser duros, no llorar, que tal cosa sería un signo de debilidad.   El peligro es que si no se canaliza ese dolor, terminará enfermando al cuerpo y lastimando su alma.
·         El duelo intensificado.  Se da cuando la persona expresa su dolor y se queda en el dolor, provocando depresión, melancolía crónica, la persona no puede controlar su pena, y se va aislando, no quiere tratar con otros, se encierra a llorar su dolor, y esto se da por un período demasiado largo, puede ser el resto de su vida,  y eso lo llevará a una profunda depresión donde perderá las ganas de vivir y de mirar hacia adelante, incluso puede llevarle a ideas suicidas.

·         Duelo ambiguo.  Es cuando no se sabe si la persona murió o no. Es el que padece quien tiene un familiar desaparecido, o quien es un hijo adoptivo, o bien quien ha perdido contacto con su familia o sus afectos por diferentes circunstancias.

Nadie nos ha enseñado como afrontar las pérdidas, aprendemos sobre la marcha, muchas veces nos dicen que el tiempo curará las heridas, pero sin embargo podemos pasarnos la vida llorando nuestras pérdidas. Se nos dice que seamos fuertes, y uno interpreta que entonces no ha de llorar, que no se ha de quebrar que no ha de enojarse , pero ser fuerte es otra cosa, es llorar nuestro dolor, tomarnos el tiempo para aceptar esa pérdida y  poder sobreponerse a la perdida y seguir adelante.
Otros nos dicen que el distraernos ayuda, la distracción hace precisamente eso, distrae, nos mantiene la atención en otra cosa, pero no cura la herida. A veces uno siente culpa de ir al cine o de salir con amigos, de tener un tiempo de placer, sin embargo esas cosas no harán que lo que hemos perdido vuelva, por tanto, por que privarnos de ellas.
NECESITAMOS SOLTAR EL DOLOR Y A ESOS SERES QUERIDOS  QUE YA NO ESTAN CON NOSOTROS. Una cosa es el recuerdo y otra es la esclavitud al dolor que nos anula, que nos ata y nos invita dejarnos morir con el que se fue.

EL DOLOR DEL DUELO ES UN PROCESO. Y NECESITAMOS DARNOS EL TIEMPO Y EL LUGAR PARA PODER SENTIR ESE DOLOR Y UN DIA DEJARLO IR.
Toda pérdida del pasado sin cerrar se transforma en un peso que no nos deja levantar vuelo ni avanzar, por eso llegado un punto hemos de cerrar la herida.
Ahora, los que estamos del otro lado, mirando al que sufre, al que está transitando el duelo, y nos preguntamos que hacer, como ayudar?, como consolar?  No es sencillo, porque quizá todo lo que podamos hacer al otro no le sirva de mucho, pero hay algo que uno puede hacer y es simplemente ESTAR AHÍ, ACOMPAÑAR, ESCUCHAR SIN JUZGAR, PERMANECER JUNTO A ESA PERSONA Y AUNQUE FISICAMENTE NO PODAMOS ESTAR CON ELLA TODO EL DIA, HACERLE SABER QUE PUEDE CONTAR CON NOSOTROS.  QUIZA TAN SOLO LLAMARLA O MANDARLE UN MENSAJE DE TEXTO A DIARIO, DARLE UN ABRAZO, UN BESO, TENER ALGUN GESTO DE CARIÑO. OFRECERLE UNA MANO EN ALGO UTIL.  PERO SIEMPRE RESPETANDO EL TIEMPO Y EL DOLOR DEL OTRO.
Ahora ya para ir finalizando, hay algunas cosas que de pronto hacen que la persona quede atada a un duelo patológico, y son la culpa y la falta de perdón.  Hay personas que se culpan por la pérdida,  o que no se perdonan no haber dicho, o haber dicho, o no haber hecho, u otras cosas.  Es importante perdonar y perdonarse, es un acto liberador, y es importante declarar cosas emocionalmente importantes, darle un sentido nuevo a la vida, nuevos proyectos, cosas que nos motiven a levantarnos y volver a caminar el camino.

Elisabeth Kübler-Ross decía que “no hay nada malo en expresar nuestro dolor, pero si nos aferramos a él se convierte en un castigo que nos imponemos a nosotros mismos”

Y voy a terminar con unas palabras de Helen Steiner “así que descansa, relájate, y fortalécete.  Suéltate y deja que Dios lleve tu carga.  Tu trabajo no está terminado, sólo has llegado a una curva en el camino

miércoles, 26 de enero de 2011

LOS HIJOS COMO BENDICIÓN DE DIOS


Bendiciones hay muchas, la luz es una bendición, el agua es otra, la amistad es una más, la comida, el aire, la vida, el encanto, los colores y los sabores, las flores y los niños. Nuestros niños son bendiciones del Señor.

A veces por lo que ellos hacen no vemos a los hijos como bendiciones pero lo son.

Ilustraremos esto a través de esta breve historia, uno de nuestros amigos, llamado David, tiene dos hijos pequeños de cinco y siete años. Un día, enseñaba a su hijo de siete años como pasar la máquina de cortar el césped al jardín de la casa cuando su esposa Jan lo llamó para hacerle una pregunta. Mientras David dió vuelta para contestarle, el hijo empujó la máquina a través del macizo de flores, y dejó marcado un sendero de más de medio metro de ancho. Cuando David se volvió y vio lo que había sucedido, empezó a perder el control, pues había dedicado mucho tiempo y esfuerzo para lograr que esos canteros de flores fueran la envidia del vecindario. Entonces empezó a levantar la voz al niño, su esposa se acercó de inmediato, colocó la mano en su hombro y le dijo: “David, recuerda por favor, criamos niños, no flores”. La esposa le hizo recordar a David cuán importante es recordar nuestras prioridades.

Los niños y su autoestima son más importantes que cualquier objeto que pudieran romper o destruir. El vidrio de la ventana que rompió una pelota de fútbol, la lámpara que derribó un niño descuidado o el plato que cayó en la cocina ya están rotos. Las flores ya murieron. Hoy debemos recordar no aumentar la destrucción quebrantando el espíritu del niño y reprimiendo su energía y vigor. Porque los niños son bendiciones del Señor.

Cuando sonríe un niño es como si el cielo sonriera. Cuando llora un niño es como el cielo llorara.

Este es un buen día para volver a disfrutar de las bendiciones del Señor y esas bendiciones no tengo que buscarlas lejos de mi hogar, esas bendiciones corren, gritan, rompen vidrios y quiebran platos, son bendiciones con la cara sucia y el pelo desgreñado. Son bendiciones del Señor y hoy quiero gozarme en esas bendiciones increíbles y llenas de vigor.

Gracias Señor por tus bendiciones. Se que a veces no he visto a mis niños como bendiciones pero en este día no solo quiero verlos como bendiciones sino que quiero disfrutar de esas bendiciones que tienen un precio muy grande. Gracias Señor por ellos. Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com

miércoles, 5 de enero de 2011

EL TIEMPO Y LA FELICIDAD

El saber popular y algunos proverbios bíblicos afirman que existen al menos cuatro cosas que no se pueden recuperar:
  • una piedra luego de ser echada al mar
  • una palabra luego de ser dicha
  • una oportunidad perdida
  • EL TIEMPO desaprovechado


Muchas veces no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. No valoramos al que esta a nuestro lado, porque siempre estuvo ahí, y lo sigue estando. No reconocemos los gestos de otros porque nos creemos merecedores de ellos o porque nos acostumbramos a recibirlos con tanta habitualidad que ya ni los registramos. No le decimos a los que amamos que los amamos porque presuponemos que ya lo saben, no nos sinceramos con nuestros afectos por temor a perderlos, por no ofenderlos, porque ya se dará la oportunidad de hablar al respecto.
El TIEMPO pasa, y lo dejamos pasar, y pensamos que hoy es temprano, pero quizá mañana sea tarde. Los afanes de este mundo, y las vicisitudes del cotidiano vivir nos hacen esclavos del tiempo. Sin embargo, somos hijos de Dios y participantes de su naturaleza, un Dios que tiene como marco la Eternidad. Como dice el libro de Eclesiastes "todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del sol tiene su hora". Tenemos que aprender a esperar "los tiempos de Dios", pero también aprender a aprovechar el tiempo que Dios nos da tomándonos el tiempo para decir, para reflexionar, para reconocer, para amar, para abrazar, para conversar, para admirar y para vivir y disfrutar las cosas hermosas que el Señor nos ha dado en esta vida.
TOMARNOS EL TIEMPO, CONSTRUIR ESPACIOS PARA EXPRESAR LO QUE SENTIMOS ES PARTE DE LA FELICIDAD QUE TANTO BUSCAMOS, APRENDAMOS A SER FELICES VALORANDO LAS PEQUEÑAS COSAS DE CADA DÍA Y SEAMOS AGRADECIDOS. EL AGRADECIMIENTO GRATIFICA EL ESPÍRITU Y ENNOBLECE LOS SENTIMIENTOS. Y TODO ESTO ENRIQUECE LA CONSTRUCCIÓN Y FORTALECIMIENTO DE VÍNCULOS SANOS.
JESUCRISTO TE BENDIGA .