miércoles, 1 de diciembre de 2010

SIGAMOS HABLANDO DE LA ADOLESCENCIA



SIGAMOS HABLANDO DE LA ADOLESCENCIA

Y siguen los cambios

Ahora sus hijos se enfrentan a un nuevo mundo: el Colegio o Secundaria.

En un principio dijimos que estando en la escuela se sienten seguros, por ser los más grandes, y llegan a cumplir todas sus expectativas hasta el día de su graduación, donde se convierten en las ESTRELLAS, pero por pasar este gran evento caen en un gran hueco.

. He escuchado historias de cantantes famosos, donde cuentan que después de un gran espectáculo, donde son el número 1, al terminar el evento, y volver a su vida normal, sienten que caen de una nube en caída libre, y entran en soledad y depresión por unos días.

. Pues esto mismo les sucede a los adolescentes, están en las nubes al llegar al máximo de la escuela, pero cuando ingresan a la secundaria, y se dan cuenta que ya NO son las estrellas, que más bien son los bebés, esto es un golpe muy grande para ellos, es empezar de cero, y es la primera vez de muchas veces que les tocará vivirlo, sin agregar que ya su situación por sus cambios físicos los tiene preocupados.

. Ahora empezarán una vida totalmente distinta a la que estaban acostumbrados, ya no tendrán una maestra que los conocía tan bien y a la cual sólo tenían que rendir cuentas, ahora tendrán más de 13 o más profesores en algunos casos, sus horarios de estudio son más largos, y los simples conocimientos que tenían se verán invadidos por problemas de algoritmos, geometría, química, física y demás…. agregando que tendrán más tareas, más trabajos…

Podría seguir escribiendo muchísimas más cosas que les suceden en esta etapa, que han empezado a descubrir y que muchas veces les llenará de satisfacción y muchas otras de sufrimiento.

. Usted mismo podría participar, con todas las experiencias que ha tenido con su hijo (a), o a la de menos podrá recordar las mismas experiencias suyas durante su adolescencia. En particular recuerdo una que cambio mi vida, en la que además de estar atravesando las etapas arriba expuestas, me tuve que enfrentar a la muerte repentina de mi padre a los 14 años. Cree que es esto fácil para una adolescente?, verdad que no, y no sólo es difícil la muerte de un ser tan especial, sino que la vida inmediatamente cambia, tanto afectiva como económicamente.

. Cuantos adolescentes no pasan por eso hoy en día y sabe cual es la diferencia para que puedan culminar con golpes y raspaduras pero también con éxito esta etapa tan difícil, unos padres que sepan estar ahí, para ir de su mano, que les brinden su hombro para llorar por un primer amor perdido, o solamente que estén ahí cuando ellos mismos no saben que tienen.

. Ahora, todavía dirás: AUXILIO tengo un hijo adolescente!, o más bien escucharás un clamor de un hijo que pide AUXILIO, porque no sabe que pasa, porque su cuerpo ha empezado a cambiar sin solicitarlo, porque todo cae de sus manos que al crecer se han puesto un poco torpes, o porque sus compañeros se burlan por el tamaño de su busto, o porque es muy bajo, o porque cuando habla su voz se quiebra y se le va, o porque se enfrenta a un mundo donde el que sobrevive es el más fuerte, si se puede explicar así el colegio, y aparte puede estar pasando un divorcio de sus padres, la muerte de un ser querido, el cambio de residencia a una ciudad lejana o a otro país, o que más?, usted también puede agregar más de estas preguntas si las hace pensando en su hijo (a).

Es hora de que velemos por nuestros hijos adolescentes, de que seamos sus amigos que los escuchemos y aconsejemos, es hora de darles confianza para que puedan acercarse a nosotros y decirnos lo que pueden estar pasando, sintiendo o viviendo.

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Estamos a tiempo, no esperemos a que sucedan las desgracias que hemos escuchado y visto en las noticias o las de otras personas, somos nosotros los que tenemos la mayor respuesta a las necesidades de ellos, y para las que no tenemos, busquémoslas juntos.

Señor, gracias por la vida de mi hijo (a), y gracias por dejarme vivir junto a él esta etapa tan importante, sabemos que no tenemos soluciones para todo lo que esta pasando ni para lo que vendrá, pero tú si las tienes, por eso te pedimos tu dirección para que mi hijo(a), pueda crecer en sabiduría, estatura y gracia para tí y para los que le rodean. Enséñanos a ser el padre que tú eres y enséñanos a amarlos, como tú nos amas. Los ponemos en tus manos y quedamos en tus manos también para que tú nos guíes en todo. Gracias Señor. Amén.

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Autora: Andrea Carrillo de Contreras (tomado de Renuevo de Plenitud)

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