viernes, 28 de diciembre de 2012

TÉCNICA DE LA VENTILACIÓN EMOCIONAL


Hoy os voy a hablar de una nueva técnica que yo utilizo mucho como psicóloga cognitivo conductual especialista en la gestión de las emociones. Se llama VENTILACIÓN EMOCIONAL.


¿Qué es la Ventilación Emocional?

No es más que la expresión de las emociones que nos oprimen. Una frase que la define muy bien y que ya os he hablado de ella en otras ocasiones es EMOCIONES EXPRESADAS, EMOCIONES SUPERADAS.

Con la Ventilación Emocional lo que conseguimos es que esas emociones que nos hacen sentir mal no se queden enclaustradas dentro nuestro.

Una emoción no canalizada favorece la aparición de malestar físico (dolores tensionales, cardiovasculares, musculares, etc.). Al poner en práctica la Ventilación Emocional conseguimos aligerar esa carga y el malestar se va disminuyendo hasta conseguir convertirlo en bienestar.

Muchos de mis pacientes al principio son reacios a expresarse emocionalmente ya que se sienten desprotegidos, vulnerables ante mí. No quieren que yo pueda descubrir sus puntos débiles, pero cuan equivocados están, porque precisamente el liberar todo este conjunto de emociones negativas, que los tienen limitados en su vida diaria, es lo que luego, con el paso de las sesiones, les abre la puerta al camino del bienestar físico y mental.

¿Cómo podemos aplicar la Ventilación Emocional?

La forma de aplicar esta técnica es muy diversa, lo ideal es que uno muestre sus emociones con cualquier persona que considere que lo puede entender y a la vez le sirva como una descarga, pero la realidad es que no siempre tenemos a mano a esa persona amiga que nos pueda ayudar como interlocutor, o bien tenemos miedo de expresarnos libremente por temor a ser juzgados. Por ello os recomiendo asistir a un Especialista de las Emociones, que no sólo va a escucharos activamente sobre lo que os pasa, sino que os va a enseñar técnicas para que podáis favorecer esta Ventilación Emocional que nos ocupa y a la vez ahondar en lo sucedido ayudándoos a organizar vuestras emociones de manera que entendáis el porqué os sentís así.

La Ventilación Emocional la podéis hacer de manera verbal, es decir mediante un diálogo, pero también de manera escrita, tal y como yo hago en mis Terapias Online. El escribir sobre las emociones no sólo ayuda a la ventilación de las mismas, sino que ayuda al razonamiento de lo que nos pasa, ya que se tiene que hacer el esfuerzo de expresarlo por escrito, y nos sirve de guía para otras ocasiones en las que nos encontremos en la misma situación. Al fin y al cabo ¿cuántos de nosotros no hemos escrito diarios en nuestra vida?, los diarios no son más que eso, una “Ventilación Emocional”.

Animaros a expresar vuestras emociones porque veréis lo beneficioso que es para vosotros mismos y como mejora vuestra relación con los demás.

CIARA MOLINA

Psicóloga Cognitivo-Conductual especialista en Gestión Emocional


EL PROCESO DEL DUELO





El Duelo consta de una serie de FASES:

1. DESCONCIERTO E INCREDULIDAD. Es la primera reacción ante la noticia: “Esto no me está pasando a mi”. Es la negación de la realidad, un alejamiento del hecho para intentar paliar los efectos del acontecimiento.

2. TRISTEZA PROFUNDA Y AGRESIVIDAD. Se producen reacciones de ira y descontento, incluso ante quienes les rodean, angustiados por ser el protagonista de una desgracia.

3. DESESPERACIÓN Y DEPRESIÓN. Con apatía, tristeza y fragilidad, nos vamos haciendo a la idea de una pérdida irreversible. Es la silenciosa resignación.

4. ACEPTACIÓN Y PAZ. Va reapareciendo la necesidad de centrarse en las actividades cotidianas, de abrirse a las relaciones sociales. No obstante, nunca se vuelve al estado anterior a la pérdida.

Todas las pérdidas precisan de este proceso, que tiene una duración que oscila entre los 6 meses y los 3 años, aproximadamente, dependiendo de varios factores:

• Del grado o importancia de la relación.

• Del apoyo social. Una persona que cuenta con amigos o familiares que le quieren y le entienden, con los que se siente apoyado y comprendido, tendrá más facilidad para amortiguar el dolor.

• De la personalidad. Hay personas que sienten las cosas, tanto las alegrías como las tristezas de forma muy intensa, mientras que otras tienen mayor contención. De la misma forma, hay quienes tienen una mayor facilidad para profundizar en continuos pensamientos catastróficos, profundizando en la espiral de dolor.

• De la confianza y autoestima. Un nivel alto de autoestima o confianza nos ayudará a no tener pensamientos autodestructivos ni de acontecimientos catastróficos.

• De la forma de afrontar los problemas. Muchas personas son capaces de evaluar la situación y buscar apoyo emocional.

Si te encuentras sumergido en este proceso y necesitas ayuda profesional, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

CIARA MOLINA
Psicóloga Cognitivo-Conductual especialista en Gestión Emocional

RELACIONES TÓXICAS


Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se dan en cualquier ámbito social, como puede ser el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que enganchan, sentimos como que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos es muy difícil salir.

¿Qué se considera una relación tóxica?
Si a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hace sentir mal, porque tu vibración cambia, porque te alteras hasta puntos que nunca creíste llegar, si te sientes manipulado cuando utiliza los sentimientos de culpa, sarcasmo o ironía para contradecirte, si sientes que no mereces ese trato pero no acabas de poner fin a esta relación, entonces estás atrapado en una relación tóxica.
En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan, por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos que pueden salvar esta unión.
Al tratar de acomodarnos a la otra persona lo que hacemos es desvirtuar la realidad ¿En qué sentido? Nos convencemos a nosotros mismos que si no mostramos malestar sobre ciertos aspectos que nos incomodan, evitaremos una nueva confrontación. ¿Pero que pasa cuando llegamos al autoengaño? Que nos enfermamos física y emocionalmente. No olvidemos que la represión emocional provoca ansiedad y estrés.
Por otro lado empiezan los problemas de comunicación, si no nos mostramos como somos ¿cómo nos van a entender los demás?, por lo que todo este conjunto de malestares acaban pasándonos factura.
Las razones por las que podemos mantener una relación tóxica pueden ser muy diversas, pero casi todas tienen una serie de puntos en común, los cuales pasaré a detallar a continuación:
Baja Autoestima
¿Qué es la autoestima? Es un conjunto de percepciones, valoraciones y sentimientos que hacemos con respecto a nosotros mismos. Se considerará baja cuando nuestras creencias estén basadas en no ser merecedores de algo mejor, por lo que en el caso de este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar sin esa persona porque ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan las preguntas recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿quién me va a amar? ¿quién me va a animar a seguir adelante?.
Creer que somos la solución a sus problemas
Por el contrario podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado a su vida para hacerlo cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca mucha frustración y mucho sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas expectativas poco reales, en vez de basarla en el aquí y ahora.
Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud con la que nos enfrentemos a él.
Yo soy la víctima en esta historia
Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?. Ese miedo a quedarnos solos y pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba siendo más limitador. Una vez más aparece la inseguridad.
Dependencia Emocional
Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros mismos no somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y es cuando empiezan los desencuentros emocionales.
Miedo a quedarse solo
Quizás esta sea la característica más común, ya que por miedo a no quedarnos solos toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una pregunta al aire ¿no es peor la sensación de estar sólo aún estando acompañado?.
No hemos de confundir soledad con desolación, la soledad es un estado en el que la persona encuentra la paz interior, la desolación es sentir esa carencia de no estar acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que nosotros no sabemos gestionar.
Miedo a lo que está por venir
Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce como zona de seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.
¿Cómo gestionar una relación así?
Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo a comunicarse asertivamente.
Una cosa está clara, el amor no es malestar, ni dependencia, ni miedo, es libertad y satisfacción. Si no sentimos eso, entonces no es amor.
CIARA MOLINA
Psicóloga Cognitivo-Conductual especialista en Gestión Emocional